EL FLAMENCO Y SUS ORÍGENES
El flamenco alcanza a España desde el siglo XV como expresión artística surtida de diversas culturas: árabe, cristiana, judía, gitana, envuelta también de influjo africano y caribeño. De esta manifestación artística universal no se conocen con precisión sus orígenes, pero se estima fuera alrededor del siglo XVIII.
Lo cierto es, que Andalucía se considera brezo del flamenco y Sevilla una de sus cunas. Matizada la cultura por cantos populares y música tradicional del lugar, cantos gregorianos de la sinagoga judía, sonidos árabes, ritmos danzarios africanos, legado de bailes tradicionales españoles, bailes de la India, asisten a toda una amalgama hereditaria expresada con movimientos llenos de gracia y travesura, determinada elegancia y atrevimiento en las posturas y ondulaciones sensuales apreciadas en el flamenco.
Indudablemente, el flamenco, en un primer momento, mostraba en los temas de sus creaciones experiencias sentimentales empapadas de alegría o tristeza, de amor o desamor, de pena o gozo, para trasmitir la sensibilidad que se apoderara de intérpretes y auditorio. Al formar parte de la vida del pueblo transfiere su historia y modo existencial.
La cultura gitana tributa con creces a este arte. La influencia del mestizaje tiene mucho que ver en la integración de música, cante y baile en el flamenco; el cante no es otra cosa que el efecto de cantar cualquier canto andaluz y, entonces, sería el cante flamenco, el canto andaluz agitanado y el cante jondo, el canto más genuino andaluz. A la persona que en Andalucía interpreta cante flamenco se le nombra cantaor, que quiere decir cantante.
Así en el surgimiento del flamenco el acompañamiento del cante se hacía con palmas (golpe fuerte de los dedos de una mano a la otra) y se llama palma flamenca. Más tarde, al cante se introduce la guitarra y el baile.
Los llamados fandangos (cante y baile) se acompañaban con la bandola (instrumento) que permitía un determinado compás. De esta forma surgen diferentes fandangos que ya en el siglo XXI instituyen montones de universo propio.
El flamenco se lleva al compás de los palos flamencos, los palos no son más que las variedades tradicionales del flamenco; cada palo tiene un nombre con características únicas llamadas claves o modos con un aumento concordante determinado y esquemas de ritmo que serían los compases. Entre los más bailados están las seguiriyas, la soleá, la soleá por bulerías, las alegrías, los fandangos, tangos y sevillanas.
Los palos tienen que ser sentidos intensamente mostrados en el movimiento que se haga de brazos y muñecas, contoneos, giros, zapateos, ritmo y contratiempo; en el caso de las damas, la sacudida de una falda preparada para ello y un sonido estridente de tacones guiados a compás por el sonido de la guitarra española.
Forma segmento en la interpretación un espacio para ejecutar el zapateo, justo ahí está la espontaneidad del participante, creando y enriqueciendo su actuación sobre los elementos aprendidos.
Como arte, el flamenco exige una rigurosa preparación del artista en técnicas que le permitan expresar a través de su cuerpo lo que siente, sea bailando, cantando o tocando. De esta manera aglutina el baile a la guitarra y el cante, pues quien lo baila se va mostrando a través de los sentimientos que expresa el que canta y de la melodía de quien lo interprete. Lo más apropiado es que cada cual guíe sus propios movimientos para que la forma de expresión sea única y personal.
El flamenco tuvo su Edad de Oro, la de los cafés cantantes, en las últimas tres décadas del siglo XIX y la primera del siglo XX consolidándose la diversidad de estilos en las tres perspectivas: cante, toque y baile; de esa época se destacan entre otros Antonio Chacón, Pastora Pavón, el niño de Marchena.
Al cierre de bares, llega la etapa de la ópera flamenca que duró solo unos cuantos años a pesar de contar con espacios más grandes en los teatros, que contribuyeron a atraer más público, por lo que los artistas se vieron obligados a acomodar sus actuaciones en función de las exigencias de su nuevo público y entorno.
El flamenco fue, es y será un energizante y apasionado aliado para dilapidar sentimientos a través de los artistas que con su sello de interpretación engrandecen este arte.
Andalucía hoy tiene el flamenco como atractivo turístico de la ciudad, declarado desde 2010 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Como existe una amplia lista de intérpretes inscritos en la música flamenca hemos seleccionado algunos dentro del baile y cante flamenco por no ser posible nombrarlos a todos.
Carmen Linares, quien es Carmen Pacheco, constituye una leyenda del cante flamenco y ha sido muy aclamada en proyección internacional del cante actual, su estilo propio la ha convertido en una voz flamenca contemporánea.
Pastora Pavón, la niña de los peines, sin dudas, considerada por muchos la mejor cantaora. Casi dominó todos los palos flamencos. Pertenecía a una dinastía de artistas sevillanos importante siendo significativo que con 8 años ya cantaba en cafés. Representa la escuela flamenca puramente gitana del cante andaluz. El apodo le llega por la interpretación de “Péinate tú con mis peines”. Sus registros sonoros fueron declarados en 1999 Bien Interés Cultural del Patrimonio Andaluz.
Entre los artistas bailaores contemporáneos están:
Joaquín Cortés, revelado por la UNESCO, Artista de la Paz, y a su legado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, antes que se le otorgara al arte flamenco.
Sara Baras, bailaora desde los 18 años; creó su propia compañía “Ballet Flamenco Sara Baras”.
Antonio Canales, procedente de una familia de artistas, tiene su propia compañía; ha sido reconocido con el Premio Nacional de Danza 1995.
Te dejamos con letra y música de “A tu vera” de Lola Flores, la Faraona, ícono del flamenco; y la interpretación de “Entre dos aguas” por Paco de Lucía, mejor guitarrista contemporáneo de flamenco.
Canción “A tu vera”
A tu vera, a tu vera, siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya
hasta que de pena muera.
Que no mirase tus ojos
que no llamase a tu puerta
que no pisase de noche
las piedras de tu calleja.
A tu vera, siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya
hasta que de amor me muera.
Mira que dicen y dicen
mira que la tarde aquella
mira que si fue y si vino
de su casa a la alameda
y así mirando y mirando
así empezó mi ceguera
así empezó mi ceguera.
A tu vera, siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya
aunque yo de celo muera.
Que no bebiese en tu pozo
que no jurase en la reja
que no mirase contigo
las lunas de primavera.
A tu vera, siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya
hasta que por ti me muera.
Ya pueden clavar puñales
ya pueden cruzar tijeras
ya pueden cubrir con sal
los ladrillos de tu puerta
ayer, hoy, mañana y siempre
eternamente a tu vera
eternamente a tu vera.
A tu vera, siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya
hasta el día en que me muera.