Si has seguido nuestros artículos ya debes haberte leído aspectos interesantes sobre el infinitivo y el gerundio, formas no personales del verbo. Siguiendo la secuencia te presentamos hoy otra forma no personal: el participio como adjetivo verbal.
Proviene de la palabra en latín ‘participium’ que significa ‘participación’. Es un sustantivo masculino. El participio español, de origen latino, arraiga ideas de pasiva y de tiempo pretérito. En su fusión con el verbo haber para formar tiempos compuestos aún se siente esa presencia, pero en el tiempo, el verbo haber en la medida que pierde su significado original de tener o poseer y se inmoviliza el participio en forma neutra, pierde el sentido pasivo junto al auxiliar y queda solamente con significación de acción acabada o perfecta.
Junto al auxiliar ser ocurre lo contrario: forma la voz pasiva y oscurece hasta perder su sentido perfectivo. Con los demás verbos auxiliares que se une para formar conjugaciones perifrásticas conserva una y otra acepción, son frases verbales a la vez perfectivas y pasivas.
Aparte de las construcciones con los verbos auxiliares, el participio es un adjetivo verbal con significado activo o pasivo, según el verbo que le antecede y al cual se refiere; en expresiones determinadas que puedan generar dudas solo se podrá tomar el contexto en que está expresado para no confundirse.
Los verbos transitivos provocan participios pasivos porque declaran el efecto de una acción sobre un complemento. Para darle sentido activo al participio de verbos transitivos, opera el uso reflexivo posible del verbo en razón y la eventualidad de poder aplicarlo al hombre que puede ser sujeto agente de la cualidad que el participio expresa.
El participio de los verbos intransitivos y reflexivos tiene significación activa.
En construcción conjunta el participio modifica a un sustantivo de la oración en que figura.
El participio en frase absoluta alude, principalmente, a una circunstancia de tiempo anterior al del verbo de la oración principal que puede reforzarse con la suma de adverbios o preposiciones.
El participio de presente procede del latín, no tiene casi uso en el español moderno, pero sí en el antiguo. Llega al español actual convertido en adjetivo, sustantivo o preposición; parte de la función de antaño ha pasado al gerundio castellano. Se reconoce con facilidad por sus terminaciones -ante, -ente, -iente, ejs., abundante, errante, durante, mediante, prudente, latente, convaleciente, correspondiente. Al paso del tiempo, algunos de los que han llegado a sustantivarse adoptan género femenino para designar personas de este sexo, por ejemplo, presidente/presidenta.
El participio cuando está precedido de un verbo auxiliar conjugado forma frases verbales de significación perfectiva que tiende a evolucionar en la representación de un tiempo anterior en el cual se produce el acabado del acto. Es por ello que la idea del pretérito o de la anterioridad temporal acompaña al significado perfectivo.
Las perífrasis verbales significaron en un momento dado la acción perfecta o acabada en el presente, pasado y futuro, pero la idea de anterioridad temporal implícita en la perfección de la acción las convirtieron, de hecho, en tiempos del verbo en la lengua moderna.
Entre el auxiliar y el participio antiguamente se incluían con frecuencia pronombres enclíticos u otras palabras. En el hoy, casi ha quedado su uso entre los literatos, pues el hombre común lo percibe como extemporáneo. No obstante aún se emplean, en el lenguaje de todos, frases sobrevivientes del tiempo, por ej., ¿Habrase visto? ¡Alabado sea!, ¡Bendito sea!