El punto y su aparición en la escritura
La puntuación, como parte de la redacción escrita, necesariamente va incorporada al cursar de la expresión del pensamiento. Entre los signos de puntuar se encuentra el punto (.) quien desempeña la función principal de señalar dentro del párrafo la finalización de una oración independiente. Posee la peculiaridad de recibir distintas nominaciones el punto, y su aparición en la escritura, es decir, su presentación, determinará el nombre que suele recibir tradicionalmente.
Procedente del latín punctum significa ‘punzada, herida de punta’; ‘punto’ derivado de pungĕre significa ‘punzar, pinchar’. En la lengua, son muchas las acepciones que hoy en día se atribuyen a este vocablo: más de 43 cuando se asocia con otras palabras para describir diversos significados del habla.
De todos los significados que registra la RAE, se selecciona el que es objeto de la publicación.
Punto: signo ortográfico (.) cuyo principal uso es señalar el final de un enunciado, de un párrafo o de un texto.
El punto y seguido muestra unidades lógicas del pensamiento, con determinada independencia, que forman parte de una estructura mayor que es el párrafo, es decir, en su conjunto se subordinan para desarrollar la idea que se intenciona comunicar.
La preferencia actual al escribir se inclina hacia el empleo de párrafos cortos y el uso copioso de punto y seguido en ellos. Sin embargo, a cuántos nos enseñaron en la escuela que debíamos hacer párrafos bien largos para obtener buenos resultados. Era la particularidad literaria de otra época en que los textos contenían párrafos y períodos largos, colmados de expresiones intercaladas, oraciones subordinadas…en fin, otra manera más poética de comunicar.
Sin olvidar las cualidades fundamentales del párrafo: unidad, coherencia y énfasis, la elección que se haga al redactarlo (más larga o más breve) dependerá de la intención psíquica y comunicativa de quien lo escribe y la naturaleza del contenido de lo que se escribe.
Textos periodísticos, textos científicos, textos escolares curriculares, etc., requieren de un lenguaje conciso y preciso, sin tantos elementos intercalados que puedan limitar la comunicación, para lograr un mensaje racional que sea captado por el receptor. Es imprescindible entonces, saber dar buen uso al punto y seguido dentro del párrafo en el deslinde de las oraciones y también del punto y aparte para dividir párrafos, buscando claridad en la expresión y continuidad razonable del pensamiento.
Pero debe tenerse mucho cuidado con el abuso de este signo. De la misma forma en que usar el punto y seguido y aparte, ayuda al lector en la comprensión del texto y estimula a seguir leyendo, asimismo, puede emplearse inadecuadamente en la escritura si no hay buen manejo práctico de su correcto uso.
Decía Shakespeare que brevedad es alma del ingenio, pero esta máxima hay que aplicarla con cuidado cuando se trata de escribir. En ocasiones, en una sola oración, no se expresa todo lo que se pretende decir y el significado queda restringido, el lector no logra apropiarse en un texto conformado por párrafos breves formados por una sola oración qué es lo fundamental porque todo se lo parece. De igual manera, ocurre cuando partimos literalmente con un punto y seguido una oración subordinada de su subordinante, o un sujeto largo de un predicado: mutilamos el sentido completo, dejamos sin unidad el párrafo, por tanto, sin coherencia, y mucho menos tendrá énfasis.
Observe ejemplos incorrectos a continuación:
La clase no pudo desarrollarse. Debido a que la maestra no asistió.
El ruido de los animales del campo era una melodía para nuestros oídos. La cual considerábamos…
Así como el lenguaje científico debe ser universal, objetivo, neutral o imparcial y verificable, el lenguaje literario parte hacia la búsqueda de un fin estético y en esa búsqueda puede dar un uso estilístico a los signos de puntuar para lograr belleza, relieve en sus expresiones.
Ricardo Repilado expresa en su libro «Dos Temas de Redacción» que se acostumbra a decir en las gramáticas y manuales de redacción, más o menos claramente, que se pone punto cuando lo que se ha escrito tiene un sentido completo. Si se habla sea de oración, sea de cláusula dan a entender que lo que va de punto a punto tiene que contener alguna predicación. Y sigue planteando que esto bien pudiera ser regla, pero asegura no es siempre la práctica de excelentes prosistas; a veces, ellos ponen punto donde mejor convenga al efecto del estilo que buscan, quede dentro de ese punto una predicación o no. Otras, no aparece la predicación por parte alguna o puede quedar insinuada en una pregunta breve.
Para ilustrarlo se muestran dos breves fragmentos pertenecientes a «El reino de este mundo» de Alejo Carpentier y a Obras Completas de Alfonso Reyes.
Detrás del Tambor Madre se había erguido la humana persona de Mackandal. El mandinga Mackandal. Mackandal Hombre. El Manco. El Restituido. El Acontecido. Nadie lo saludó, pero su mirada se encontró con la de todos.
Obsérvese que las oraciones resaltadas de punto a punto no contienen forma verbal, sino que en cada una de ellas se expresa un atributo que fortalece la figura de Mackandal.
Diminuto viaje al país de Alicia. Microscopía que da realce visible al pétalo, al élitro, a la gotita de lágrima y al rubí de la granada. Hora en que las mariposas planchan sus alas. ¿Qué fue? Una sílaba: la campanita nocturna del sapo; el petardo de la castaña en la brasa; el hada mosquito, el hada cínife, que dio en la vidriera unos leves golpes con las uñas.
Por supuesto, solo la pluma de magistrales, versados en el arte de la escritura emplean esta licencia. Por lo pronto, continuemos escribiendo de punto a punto de la manera tradicional: de quién o de qué se habla en la oración (sujeto) y qué se dice de ese sujeto (predicado) y si contienen subordinadas sustantivas, adverbiales o adjetivas las oraciones, marquemos punto, seguido o aparte, allí donde el período psíquico nos conduzca.
Cuando el punto (.) se utiliza para separar dentro de un mismo párrafo oraciones se le llama punto y seguido.
Pero quien piensa para el público, tiene el deber de ver en lo futuro, y de señalar peligros. Mejor es evitar la enfermedad que curarla. La medicina verdadera es la que precave.
Cuando su empleo es separar un párrafo de otro se le llama punto y aparte.
La música es más bella que la poesía porque las notas son menos limitadas que las rimas: la nota tiene el sonido, y el eco grave, y el eco lánguido con que se pierde en el espacio.
El verso es uno, es seco, es solo: —alma comprimida—forma implacable—ritmo tenacísimo —.
Cuando sirve para señalar que un texto definitivamente termina se le llama punto final, como en el ejemplo que sigue que es la terminación de la obra "Cien Años de Soledad" de Gabriel García Márquez.
… «Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto (…) en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad en la tierra».