BALLET DE TODOS LOS TIEMPOS, «EL LAGO DE LOS CISNES»
La danza y el ballet encuentran su expresión cultural entre las manifestaciones del arte en un localizado contexto con el cual se identifican e inventan como parte de su trayectoria.
Cuando el hombre, desde tiempos remotos, sentía la necesidad de comunicarse y poner a la luz sus estados de ánimo, empieza a vivenciarse incipientemente la danza; los movimientos rítmicos se incorporan como fracciones de rituales en acontecimientos importantes como los son nacimientos, bodas, defunciones y eventos de caza y guerra.
Más tarde, fijaron griegos y pueblos antiguos el baile en la mayoría de sus ceremonias sagradas y profanas. Los judíos, también lo incluyeron cuando correspondía hacer fiestas ordenadas por la ley o para celebrar algún acontecimiento interesante.
Sin precisiones históricas en cuanto al momento de instauración de la danza, acaso hasta la llegada del Renacimiento que transporta una nueva actitud hacia el cuerpo, hacia las artes y la danza procedente de las cortes de Italia y Francia.
Se dice que en Florencia aparecen los primeros maestros de la danza y algunos tratados, manuales e instrucciones sobre ella con explicaciones detalladas para efectuar los pasos y movimientos debidos en un tipo de baile.
Los maestros inventan pasos creando coreografías para bailar en las cortes. Fue Catalina de Médici una de las mejores mecenas de la danza en la corte, danza que se programaba y requería de esfuerzo, disciplina y maestros adiestrados para llegar a bailarla correctamente.
Las danzas de la corte eran llamadas ‘danzas bajas’ debido al peso de los vestidos usados que impedían los movimientos de los pies, más bien estos se deslizaban por el piso evitando saltar; las del pueblo se nombraban ‘danzas altas’ porque al usar ligeras ropas, los vecinos lograban riqueza de movimientos, gran expresión, podían saltar, hacer giros, piruetas, desplazarse con libertad.
En 1661 se funda la Real Academia de la Danza por Luis XIV y a partir de ahí situaremos tres momentos en el proceso danzario, el renacentista, el de corte barroco (advirtiendo en sus bailes influencias de Francia, Italia, Alemania y España) y el ballet.
Finalmente, la danza escénica queda conformada por cuatro tipos diferentes de ballet.
Ballet clásico caracterizado por el uso de puntas gráciles, fluidos y precisos movimientos y cualidades etéreas. Influencia del estilo Rococó y del Romanticismo.
Ballet neoclásico en él se utilizan técnicas del clásico; rompe con la estructura de los pasos y requiere de una técnica que le dé sostén, lo que estampa un carácter creador.
Ballet moderno está influenciado por el ballet clásico y la danza moderna; cuenta con técnica, forma y contenido; se produce mayor rango del movimiento en el empleo de la técnica clásica y mantiene una expresión importante narrativa, conceptos e innovaciones de la danza moderna del siglo XX.
Ballet posmoderno a finales del siglo XX se produce un alzamiento contra conceptos de la danza moderna y se enfatiza el uso de la improvisación y movimientos puros sobre la técnica, forma y contenido; se elimina la dependencia en elementos de la narrativa, expresión emocional y frases de movimiento.
Visto así, se puede afirmar que la danza es poseedora de un lenguaje que anuncia historia y cultura y da la opción de crear y romper barreras raciales y clasicistas perjudiciales en cualquier formación económico-social. Estrechamente anda ligada a la huella de la colonización y mestizaje en determinados pueblos y en otros a la propia historia nacional vivida.
Ya se apuntaba que, en la danza forma, ritmo y movimiento coligan penetraciones culturales. Su riqueza como lenguaje comunica por medio del movimiento toda la dimensión física y cultural del cuerpo como testimonio incalculable de quien la interpreta.
Como manifestación del arte conlleva preparación académica para equipar a quien la ejecute de técnicas de baile, de movimientos rítmicos que proporcionen armonía, estética y coherencia al género correspondiente practicado.
Muchos son los exponentes del arte de la danza y el ballet, que sin duda resumen siglos de quehacer, de historia y sobre todo de perfeccionamiento humano.
Hemos escogido una joya de la Rusia imperial en la historia del ballet clásico tradicional, «El Lago de los Cisnes», con coreografía de Julius Reinsinger, presentada por primera vez en el teatro Bolshói de Moscú el 4 de mayo de 1877, y con poca aceptación del público en el estreno.
Fue Piotr Ilich Tchaikovsky, de origen ruso y compositor de música sinfónica, el encargado de la música para este ballet en 1875 a petición de Vladimir Bergichev, director de Teatros Imperiales de Moscú. Después de esta primera creación registra Piotr otras obras bien reconocidas como «El Cascanueces» y «La Bella Durmiente».
Los orígenes del argumento muestran cierta ambigüedad pudiendo haberse tomado de cualquiera de las versiones que circulan. Algunos entendidos apuntan hacia una antigua leyenda alemana, otros a obras más cercanas como “El velo robado”, “Metamorfosis”, Cuentos de los Hermanos Grimm y hasta la ópera “El lago de las hadas”.
Cuenta la historia que el príncipe Siegfried está enamorado profundamente de Odett; la joven, permanece en el lago convertida en cisne blanco durante el día junto a otras de igual destino y en la noche vuelven a adquirir la figura humana. El brujo Von Rothbart y su hija Odile, el cisne negro, las han hechizado siendo el amor la única posibilidad de deshacer el maléfico encantamiento.
La madre del príncipe acuerda con su hijo dar una fiesta para escoger una joven en casamiento; Odile y Von Rothbart asisten y utilizan trampas para lograr la atención del príncipe, quien sin saberlo condena a muerte a Odett, al pedirle matrimonio a Odile.
Consta de cuatro actos.
Acto I. Siegfried está en el jardín con su madre celebrando sus 21 años y esta le recuerda que en el próximo baile debe elegir una esposa.
Acto II. En medio del bosque a orillas de un lago alumbrado apenas por la luz de la luna están las jóvenes cisnes, víctimas del hechizo del brujo. Llega Siegfried y la princesa Odett le cuenta lo del hechizo; Siegfried jura amor eterno y la invita al baile del palacio al día siguiente.
Acto III. Comienza la celebración del esperado baile. Invitados de muchos países asisten con jóvenes candidatas a la altura social del príncipe. Aparece el brujo de pronto con Odile su hija. Siegfried cae en la trampa y escoge a Odile por esposa; el brujo triunfa, ya el juramento del príncipe no puede salvar a Odett. Llega Odett angustiada y Siegfried descubre el engaño, desesperado se retira hasta el lago.
Acto IV. El bosque, el lago y la noche. Los cisnes se entregan a una danza triste mientras esperan a Odett que regresa llorando y cuenta la traición del príncipe. Llega Siegfried y suplica a Odett que lo perdone. Es tan fuerte el amor de los dos que la magia del hechicero malvado se desvanece y Odett y Siegfried con mucha alegría reciben los primeros rayos de sol.
Años más tarde Lev Ivánovich Ivánov, bailarín, coreógrafo ruso y Alphonse Victor Marius Petipa coreógrafo, maestro de ballet y bailarín francés radicado en Rusia modifican la pieza original y le adaptan una coreografía para presentarla en San Petersburgo.
El estreno sería en el teatro Mariinski el 15 de enero de 1895. Marius reformó el libreto y la coreografía del I y III actos. A su vez Lev hace la coreografía del II y IV actos y el de las danzas napolitana y húngara del III acto, así se convierte en la clásica que constituye la base de próximas producciones. El éxito fue rotundo en la puesta en escena ajustada a la vanguardia cultural del momento.
«El lago de los cisnes» ha sido interpretado por muchas compañías y artistas de todo el mundo. Hemos seleccionado la versión que el Ballet Nacional de Cuba Alicia Alonso ha hecho de esta colosal obra.
En esta nueva adaptación la estructura argumental, coreográfica y musical de Piotr Ilich Tchaikovsky se sintetiza en tres actos y un epílogo.
Se busca un equilibrio entre tradición y expresión contemporáneas, símbolo de Alicia con las obras clásicas. Presente el rescate de la esencia romántica y clasicista viables para el público actual.
«El lago de los cisnes» fue estrenado en el Teatro Auditorium de La Habana, hoy Amadeo Roldán, en 1954. Alicia Alonso en el papel de Odett, Royes Fernández en el papel del príncipe Siegfried y Charles Dickson interpretó al malvado brujo Von Rothbart.
La danza es y será siempre una hermosa rama del arte. Resulta placentero ver sitios que citen sus creaciones.