2 FUNCIONES DEL TILDE: DIACRÍTICA Y ENCLÍTICA

DIACRÍTICA                                ENCLÍTICA

   dia-crí-ti-ca                             en-clí-ti-ca

Los términos esdrújulos diacrítica y enclítica son adjetivos de procedencia griega y ambos poseen cuatro sílabas. Diacrítica describe al signo ortográfico que se utiliza para modificar el valor de una letra o de un signo de representación fonética. Enclítica refiere a una palabra átona especialmente pronombre personal que se pronuncia formando grupo acentual con la palabra tónica precedente.

Desde tempranas edades y hasta la adultez, la ortografía viene a ser una preocupación, un problema o un desafío que en el tiempo se resuelve o no. Variadas técnicas y métodos ponemos a funcionar para alcanzar una escritura y expresión verbal correctas, o lo que es lo mismo, poseer ortografía en la expresión oral y escrita; pero la técnica más importante es la que establecemos nosotros mismos cuando conscientemente instauramos una actitud positiva hacia la ortografía.

Suena increíble, pero si se considera que el primer paso para lograr el desarrollo adecuado de habilidades intelectuales justo está en la relación que establecemos entre el objeto y su denominación verbal, estaremos marchando hacia este fin y desarrollando progresivamente el pensamiento abstracto-concreto visualizando, escuchando, conociendo, y ejercitando al menos cinco palabras diariamente; tal como tenemos hábitos diarios de alimentación, así podemos incorporar cada día un número de palabras descubriendo cómo se escriben, cómo se pronuncian, qué significan con la finalidad de incorporarlas a nuestra charlas, primero en oraciones cortas y luego ya en el fluir de nuestro diálogo. 

El acceso idiomático es quien permite contemplar la palabra dentro de la lengua de que forma parte. Una de esas tantas maneras lleva implícita el conocimiento de las estructuras gramaticales. Por ejemplo si tenemos que escribir el pronombre mi, tenemos que saber si su uso será como pronombre posesivo (mi no acentuado) o, si su uso será como pronombre personal de primera persona (mí acentuado). A este uso del tilde diferenciador, distintivo, en voces homógrafas para precisar la significación intencional de quien las escribe lo nombraremos acento diacrítico. 

Se aplica acento diacrítico en los siguientes casos:

•  Pronombre personal él (lo quiero a él) frente al artículo el (el niño salió)
• Pronombre personal tú (Tú eres culpable) frente al pronombre posesivo tu considerado también por su función adjetivo posesivo (tu casa está cerca)
• Pronombre personal mí (trajo flores para mí) frente al pronombre posesivo mi considerado también por su función adjetivo posesivo (te presto mi libro)

• Forma verbal dé del verbo dar (deja que te dé un beso) frente a la preposición de (libro de aventuras)

• Forma verbal sé del verbo ser (Sé bueno) y saber (Sé lo que hago) frente al pronombre se (se lo dije, pronombre personal de tercera persona), (se dice de ti, pronombre impersonal), (se baña, pronombre reflexivo)
• Pronombre personal sí (se encierra en sí mismo) y adverbio afirmativo (quiero que sí vengas) frente a la conjunción condicional si (si llegas él te esperará) nota musical (toca la nota si)
• Sustantivo té (hora del té) frente a pronombre personal de segunda persona te (ayer te lo dije)
• Adverbio de cantidad más (sirve más jugo) frente a la conjunción adversativa mas (lo tolero mas no lo acepto)

• Pronombre interrogativos y exclamativos qué, quién, cuándo, cómo, cuál, dónde, cuánto frente a la función de pronombres relativos o de otra categoría que, quien, cuando, como, cual, donde, cuanto

En los casos de aún y aun son varios los elementos a considerar. La forma acentuada funciona como adverbio de tiempo que equivale a todavía, posee dos sílabas (a-ún) y por su propia estructura prosódica tiene acento de intensidad en la última sílaba ún (aguda terminada en n), acento de ruptura como explicaremos más adelante y acento diacrítico para distinguirla de aun sin tilde; en resumen, aquí el tilde cumple las funciones de marcar la intensidad en la sílaba espirada con más fuerza, separar en dos sílabas la palabra y a la vez la distingue de su homógrafa aun.

La forma inacentuada aun funciona como conjunción que equivale a hasta, inclusive; posee una sola sílaba (aun) por lo que se le aplica la regla de los monosílabos de nunca llevar tilde. 

Casi todas las palabras tienen su homógrafa, se ha mostrado a cuáles graficar con el acento diacrítico considerando que son las que pueden crear anfibología dentro de un texto determinado.

Ya se había anunciado que el tilde, además de marcar la intensidad en una sílaba en contraste con las otras, realizaba otras funciones; se transitó por una de ellas, el acento diacrítico, utilizado en pares de homógrafos (palabras de igual forma en la escritura con diferente significado y/o categoría gramatical).

Un nuevo fenómeno ocurre cuando a las formas verbales se les incluyen pronombres, que de hecho se convierten en sufijos pronominales en la estructura; aumentan los pronombres el número de sílabas en la palabra originando determinados problemas acentuales.

Si a la forma verbal compra, del verbo comprar (palabra llana de dos sílabas) le añadimos el pronombre átono me obtendríamos la voz cómprame (palabra esdrújula de tres sílabas) y si le agregamos un nuevo pronombre átono lo obtendremos la palabra cómpramelo (palabra sobresdrújula de cuatro sílabas). Está claro que la palabra llana compra se ha convertido en virtud de la enclisis primero en esdrújula y después en sobresdrújula que por regla se acentúan siempre.

 Las formas verbales al incluir pronombres átonos (me, te, lo, le, la, los, las, les, se, nos, os) se escriben y se pronuncian como una sola palabra.