Se escucha a menudo decir que el medio de comunicación por excelencia es la palabra articulada o lenguaje porque fija y expresa oralmente el complejo mundo de los fenómenos y conexiones de la realidad que nos circunda. Son las formas de la expresión oral, manifestaciones de la lengua que intervienen en el tratamiento de nuestras relaciones sociales.
De manera que en la cotidianidad no nos detenemos a pensar cómo es nuestro lenguaje, cómo es nuestro decir, cómo es posible enriquecerlo y cultivarlo, cuántas posibilidades tengo de decir una misma cosa según el escenario en que me encuentro, casi siempre buscamos esa mesura en la expresión escrita.
Mediante la expresión oral hablamos, opinamos, criticamos, emitimos juicios, informamos o pedimos información, dialogamos, discutimos, saturando nuestras necesidades de comunicación con nosotros mismos y con un tercero. Ahora bien, estas diferentes maneras que adoptamos en la comunicación no siempre se suceden de la misma forma, adoptan rasgos muy peculiares de acuerdo a la situación e intención comunicativa presente.
Cuando mantenemos una Conversación sea con una o más personas prima la espontaneidad en la expresión oral por cuanto transcurre en una atmósfera amena y casi siempre las palabras y las expresiones son sencillas y naturales.
A pesar de ello no podemos deslindar lo que ocurre en ese intercambio de ideas. Los participantes al expresarse ponen de relieve componentes de su personalidad como el carácter, el temperamento, visualizados en sus maneras de conducción. Por otra parte se respira su formación cultural, ideológica, su educación formal, aspectos estos que están adheridos a su lenguaje a la hora de comunicarse.
El atrape con el lenguaje lo logra el buen conversador si es capaz de conducir un tema desde su inicio, sostenerlo y saber en qué momento cerrarlo y pasar a otro tema. Por supuesto, la belleza y fuerza que dé a sus expresiones, a cada una de las palabras que emplee sin colgantes o faltantes, captará la atención e interés del interlocutor.
Sin embargo, existen otras formas espontáneas de expresión oral, que en esta era tecnológica se emplean con frecuencia por lo que nos detendremos un momento en ellas.
Se reconoce al Comentario, como una de las maneras que se emplea en el lenguaje oral; posee puntos de contacto con el que elaboramos de manera escrita y que inunda hoy las redes sociales.
Dijo Vivaldi que el hombre es un ser que comenta, pues comentar es una actitud humana, consecuencia de nuestra naturaleza racional… porque comentar no es otra cosa que poner en marcha el pensamiento, razonar sobre lo dado…es en suma el enfoque personal, la luz que se proyecta sobre el cuadro y da vida y color. Gonzalo Martín Vivaldi. Curso de Redacción. Madrid. Paraninfo, 2000, pág.414.
Un comentario maduro debe poseer similares formas a las recomendadas por este autor en su “Curso de Redacción”, donde apunta que puede ser informativo cuando su finalidad es dar a conocer un hecho; puede además de ser informativo ser interpretativo añadiendo la opinión personal sobre el hecho; se suma el comentario convincente que brota de la necesidad de volver a comentar algo no comprendido por el oyente con el propósito de convencerlo con nuevos argumentos que lo hagan cambiar de opinión. Por último el inductivo intenta provocar al interlocutor a ingresar con determinación.
Un comentario atinado exige del hablante pensar con antelación sobre el tema a explicar, haciendo una selección de ideas esenciales y desarrollándolas en orden lógico para poder exponer con claridad y precisión el contenido.
Semejante al debate (procedimiento para las técnicas de orientación de grupos) es la Discusión por el carácter polémico de ambas formas. Como característica distintiva está el que los participantes no se preparan con antelación lo que acarrea en ocasiones desventaja visto en argumentos débilmente sustentados, estructura inadecuada de las expresiones, en parte debido a la improvisación en donde si es posible ha de lograrse conciliar tendencias sustentadas inclinando la balanza a la más correcta.
La herramienta a utilizar más eficaz es argumentar a la hora de defender puntos de vista, los involucrados no requieren de un moderador para intervenir toda vez que lo consideren.
En la argumentación puede emplearse la relación causa-efecto, la analogía o semejanza entre dos hechos; también puede utilizarse la asociación.
De cualquier manera la discusión pone en acción a todos los procesos del pensamiento y habilidades intelectuales en el abordaje de presupuestos que llevan implícitos el hablar, escuchar, preguntar con mesura sirviendo de excelente medio para disciplinar, incorporar la crítica, mejorar hábitos de escucha y de control, cuidar la expresión formal del lenguaje y entre otras cosas respetar la opinión de los demás sin interrupción, aun cuando no se comparta criterio.
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